La erradicación de la viruela, declarada en 1979 gracias a la vacunación, estimuló programas similares. El siguiente objetivo fue la poliomielitis, cuyo programa se inició en 1988. Ambas enfermedades eran temidas en los primeros 70 años del siglo XX (y, en el caso de la viruela, también en el siglo anterior). Las vacunaciones demostraban que los objetivos de control, eliminación y erradicación eran posibles. En este último caso —la erradicación—, debía cumplirse con la condición de que el ser humano fuera el único reservorio; de lo contrario, no sería factible. (1) Para la erradicación de la polio, con coberturas superiores al 90 % en cada una de las dosis del esquema nacional (mínimo 5 por niño) aseguraban un optimismo de alcanzarla para el año 2000. Sin embargo, no fue posible. Conflictos bélicos, poblaciones desplazadas en numerosos países de bajos ingresos y la menor inmunogenicidad por competencia con otros virus entéricos en regiones tropicales hicieron que, a pesar de los avances logrados en algunas zonas, la erradicación siguiera estando lejana. (2) Como contexto histórico, al inicio del programa en 1988 se notificaban más de 350.000 casos al año, en al menos 125 países, la mayoría en niños menores de 5 años. (3) La vacunación sistemática y universal con la vacuna oral tipo Sabin fue uno de los pilares del programa. La región de las Américas logró el objetivo de eliminación en 1994, con el último caso registrado en Perú en 1991. (4) En el año 2000 se declaró la erradicación en la región del Pacífico Occidental (5), en 2002 en Europa (6), en 2014 en el sudeste asiático (7) y finalmente en 2020 en África. (8) Nos referimos aquí a la eliminación de los casos de poliomielitis por virus salvaje. Otro motivo para posponer la erradicación —no previsto en los planes iniciales— fueron los casos asociados y derivados de la propia vacuna oral, elaborada con virus vivos atenuados. Por mecanismos que el mismo individuo vacunado puede facilitar y en un ambiente propicio, la herramienta que había logrado avances extraordinarios se transformaba en una causa temida de casos. Técnicamente se denominan casos de poliomielitis derivada del virus vacunal.
Durante los primeros 20 años de este siglo hubo un intenso debate entre dos posturas opuestas: quienes defendían el uso de la vacuna oral trivalente viva atenuada tipo Sabin, y quienes proponían cambiar al uso exclusivo de la vacuna inactivada tipo Salk, incluso antes de notificar el último caso de virus salvaje, como sugería el Programa de Erradicación. (9) Algunas regiones y países se adelantaron y evitaron los casos asociados o derivados a la vacuna oral. Desde hace años la situación permanece sin cambios: solo dos países —Afganistán y Pakistán— continúan siendo endémicos, notificando cada año casos por virus salvaje, todos por poliovirus serotipo 1. El resto de los países (entre 20 y más de 40, según el año) notifican casos por virus derivados de la vacuna oral, en su mayoría por el serotipo 2. Por esta razón, dicho serotipo fue retirado de la vacuna trivalente oral de virus atenuados en abril de 2016. (10) El último caso por este serotipo se había registrado en 1999 y en 2016 se declaró oficialmente erradicado. También se declaró erradicado el serotipo 3, cuyo último caso ocurrió en 2016. (11,12) Sin embargo, el serotipo 3 continúa presente en la vacuna oral viva atenuada bivalente (con cepas vacunales 1 y 3).
Entre 2016 y junio de 2025 se han notificado 571 casos por virus salvaje en los dos países endémicos. En el mismo periodo se han registrado 4.176 casos de poliomielitis derivados de virus vacunal. (13)
En los festejos por los 100 años de la Organización Panamericana de la Salud, en 2004, Daniel Tarantola advirtió sobre el riesgo de casos asociados a la vacuna oral viva atenuada, citando lo ocurrido en el año 2000 en la isla La Española (República Dominicana y Haití). (14) El tiempo ha confirmado que es necesario abandonar el uso de la vacuna oral viva atenuada y sustituirla por la vacuna trivalente inactivada. De este modo se mantendría la protección contra los tres serotipos, eliminando el riesgo de reversión y recuperación de la virulencia. En Uruguay, el debate también tuvo lugar y, en 2012, el Ministerio de Salud Pública decidió adoptar un esquema de cuatro dosis de vacuna inactivada por niño y abandonar la vacuna oral tipo Sabin, a pesar de la resistencia de algunas organizaciones regionales. (15) Fue el segundo país en Latinoamérica, después de Costa Rica (16), y el cuarto en la Región de las Américas, después de Canadá (17) y Estados Unidos (18). Desde entonces, se han sumado otros países de la región, como Chile, México, Panamá, Paraguay, Argentina y Colombia, en ese orden. Con la disponibilidad de millones de dosis de vacuna inactivada producidas por distintos fabricantes, tanto sola como combinada, esperamos que el resto de los países latinoamericanos den este paso por la seguridad de la vacunación infantil. La Organización Mundial de la Salud, en su estrategia de erradicación de la polio 2022-2026, la proyecta recién para 2027. (19)
En cuanto a las vacunas combinadas, actualmente existen formulaciones contra seis enfermedades (tétanos, difteria, tos convulsa, Haemophilus influenzae tipo b, hepatitis B y poliomielitis inactivada) con dos variantes: con componente acelular de tos convulsa (innovadora y más segura) o con agente entero inactivado, como la que se produce desde hace casi 90 años. Esta última cuenta con el respaldo de la Organización Panamericana de la Salud, lo que evidencia un consenso creciente en torno a la mejor estrategia de prevención contra la polio.
Ya no existen excusas científicas, económicas ni de capacidad de oferta para no dar el paso. Los países africanos, donde se concentran la mayoría de los casos derivados de la vacuna, deberían adoptar también esta medida. La erradicación es factible, pero requiere mantener coberturas de vacunación altas y eliminar por completo el uso de vacunas con virus atenuado. Recordemos que, en el caso de la poliomielitis, la erradicación implica “la ausencia de cualquier caso de poliomielitis, ya sea por virus salvaje o por virus asociados o derivados de vacunas con virus atenuados”.
Por Federico Preve Cocco, médico, neurólogo. Diputado por Canel ... Leer más
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